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Capsulitis Retráctil / Hombro Congelado

Capsulitis Retráctil / Hombro Congelado

¿Qué es?

El hombro, como hemos descrito anteriormente, es una articulación que se asemeja a una bola de golf sobre un stich lo que favorece una gran movilidad pero a su vez una gran inestabilidad. Como en todas las articulaciones del cuerpo, hay una capa que rodea la articulación en su conjunto formando la cápsula articular y que le proporciona estabilidad a la articulación, entre otras prestaciones.

La capsulitis adhesiva retráctil, o más comúnmente conocida como hombro congelado, es un proceso que se caracteriza por la inflamación y retracción de toda esta cápsula articular, causando dolor y sobre todo restricción del movimiento del hombro.

Causas

Capsulitis primaria o idiopática:

Todavía se desconoce la etiología de esta enfermedad. Se sabe, sin embargo, que afecta más a mujeres que a los hombres, y que la enfermedad rara vez se instaura antes de los 40 años o después de los 60. La capsulitis adhesiva se suele presentar unilateralmente y es un proceso largo de entre 12 y 24 meses de evolución, dependiendo del tratamiento que se realiza. Muy rara vez y transcurrido cierto tiempo se puede presentar en la articulación contralateral y nunca en el mismo lado.

Hay algunos factores que predisponen a la aparición de la capsulitis adhesiva:

Las enfermedades metabólicas y endocrinas: Bridgman (1972) identificó un aumento significativo en la capsulitis adhesiva en pacientes con diabetes, especialmente en los insulino-dependientes.

Inmovilización prolongada del hombro: después de una operación de hombro o tras otras cirugías como de mama.

Alto nivel de triglicéridos.

La capsulitis secundaria:

Es una complicación de otros procesos: tendinopatía calcificante, cirugía, traumatismos con o sin fracturas...

Síntomas

El comienzo de la enfermedad es insidioso y no se relaciona con ningún factor desencadenante. A un dolor creciente, debido a la inflamación de la cápsula, le sigue una limitación de la movilidad (debida a las adherencias) cada vez más acusada que compromete los movimientos cotidianos.

La enfermedad suele cursar por fases, y cuando no se trata, puede llegar a durar incluso más de dos años hasta su espontánea restitución.

Fase I (1-4 meses): esta fase se caracteriza por un dolor progresivo, irradiación de éste cada vez mayor e incremento de limitación de la movilidad.

Fase II (5-8 meses): relativa persistencia de las molestias con dolor nocturno y en reposo, y limitación generalizada de los movimientos.

Fase III (9-12 meses): al alcanzar esta fase los dolores disminuyen persistiendo aún la limitación de los movimientos.

Tratamiento

En la primera fase el tratamiento será totalmente antiálgico con medidas farmacológicas,  y fisioterapia, utilizando técnicas para alivio del dolor como tens, ultrasonidos, acupuntura, terapia miofascial, etc...  Más adelante se comenzarán con las movilizaciones y la hidroterapia. Es muy importante que nada de lo que se haga o haga el fisioterapeuta aumente el dolor, ya que se producirá un mayor espasmo en la cápsula articular. En esta patología no vale el concepto de “lo que duele cura”.

En pocas ocasiones el tratamiento es quirúrgico. Únicamente a pacientes que tras un largo tratamiento conservador (12 meses), se encuentran muy limitados. La cirugía, que se denomina "artrolisis", consiste en realizar una serie de actos terapéuticos como capsulotomías, debridamientos y extirpación de adherencias bajo control artroscópico, para finalizar con movilización forzada bajo anestesia y seguida de un programa de rehabilitación específico y prolongado. La aplicación de PRGF®-Endoret® en estas cirugías busca mejorar la cicatrización y efecto antiinflamatorio y antifibrótico como en el resto de cirugías.