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La Unidad de Cirugía Artroscópica, a través de su Unidad de Terapia Biológica Avanzada, se ha especializado en la tecnología del plasma rico en plaquetas (PRP) y más concretamente en el plasma rico en factores de crecimiento (PRGF) que permite mejorar el proceso de curación y regeneración mediante el aporte de sustancias bioactivas que se obtienen a partir de un pequeño volumen de sangre del propio paciente.
El PRGF es el primer sistema de plasma autólogo en el mercado, es decir, utiliza sangre del propio paciente. En la actualidad los factores de crecimiento son utilizados en patología tendinosa, ligamentosa, muscular, articular, cutánea, condral y ósea; aplicándose de forma ambulatoria o en intervenciones quirúrgicas. Existen diferentes líneas de investigación que probablemente permitirán en un futuro ampliar las aplicaciones de los factores de crecimiento.
La UTBA cuenta con un laboratorio y unas instalaciones en las que, de forma ambulatoria, se realizan todas las actividades y gestos terapéuticos relacionados con el uso del plasma rico en plaquetas. Estas instalaciones se utilizan como auténticos quirófanos en cuanto a la higiene, desinfección, controles sanitarios, atuendo del personal, etc., para minimizar en todo momento cualquier problema infeccioso.
En la actualidad, la Unidad de Cirugía Artroscópica es pionera en el uso de esta terapia en el área de traumatología.
El PRP es una herramienta terapéutica que se utiliza en lesiones de características agudas de partes blandas (músculos, tendones y ligamentos), en tejidos óseos y en lesiones de carácter crónico-degenerativas articulares como la artrosis. De forma individualizada, el equipo médico de la Unidad de Cirugía Artroscópica establece la indicación concreta de cada caso.
No. Son dos vías diferentes de la medicina regenerativa mediante terapias biológicas.
Contraindicación absoluta es la infección activa de la zona a tratar y contraindicación relativa es la inmunosupresión por el riesgo de infección.
No. Se puede utilizar el tratamiento a cualquier edad.
Sí se puede aplicar a niños, pero es rara su indicación puesto que su capacidad de recuperación es superior a la de los adultos. Las indicaciones más frecuentes son en lesiones cutáneas y osteocondritis.
Si la zona a tratar es diferente de la tumoral, sí; salvo que el riesgo de infección sea muy alto por la inmunosupresión.
Depende de la zona a tratar, las infiltraciones de articulaciones pueden ser molestas, pero se toleran muy bien y se realizan normalmente sin anestesia. Ocurre de igual modo con las lesiones cutáneas y musculares. Las lesiones tendinosas hay que realizarlas en ocasiones bajo sedación y las lesiones óseas, por norma general, deben realizarse bajo sedación.
En principio no es necesaria su suspensión, salvo casos muy concretos. Lógicamente, tanto el médico como el personal sanitario deben conocer su existencia.
Sí, salvo que las cifras de plaquetas sean muy bajas. Por debajo de 60.000 está contraindicado.
A nivel de la zona a tratar y simultáneamente no; sobre todo con corticoides.
El principal riesgo es la infección, por lo que la aplicación debe realizarse bajo unas rigurosas medidas de asepsia.
En principio, los posibles efectos secundarios tienen relación con el hecho de inyectar un volumen de líquido que puede producir un aumento de la tensión en la articulación o tejido a tratar y dar lugar a molestias y sensación de inflamación durante un periodo variable de tiempo (normalmente 48 horas).
No hace falta una preparación especial ni hace falta una medicación previa. Únicamente, se aconseja un estado de ayunas relativo unas 6 horas antes del tratamiento, evitando en especial, la ingesta de grasas.