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¿Qué son?
Existen distintos tipos de deformidades de los llamados dedos menores del pie, es decir, del segundo al quinto dedo y, aunque popularmente se engloban todas dentro de la denominación de “dedos en martillo”, específicamente se distinguen:
Causas
Pueden ser de carácter congénito pero más frecuentemente son deformidades adquiridas acompañando a las metatarsalgias por insuficiencia del primer radio. También pueden ser de origen neurológico como el pie cavo, paresias, etc...
Síntomas
Además de la alteración anatómica especifica según el tipo de deformidad y de la metatarsalgia a la que con cierta frecuencia acompañan, suelen presentarse también hiperqueratosis o callos en las zonas de máximo roce.
Tratamiento
El tratamiento conservador se basa, en fases muy iniciales y si la deformidad es reductible, en evitar los calzados estrechos y puntiagudos. Mejorar de forma activa y pasiva la movilidad de los dedos y utilizar dispositivos ortopédicos que intenten reducir la deformidad. Por desgracia, en la mayoría de las ocasiones las deformidades no son reductibles y los dispositivos ortopédicos, de diferentes composiciones y morfologías, sólo sirven para proteger las zonas de roce.
En caso que el paciente no tolere la deformidad, se recomendará el tratamiento quirúrgico. En función del tipo de deformidad se emplearán diferentes técnicas quirúrgicas como tenotomías, osteotomías de las falanges, capsulotomías o artodesis entre otras. Estas intervenciones pueden ser percutáneas o abiertas.
Para deformidades menores y menos rígidas se aplicarán intervenciones percutáneas, dejando las intervenciones abiertas para deformaciones importantes, muy rígidas o en las que haya que acortar el dedo. En ocasiones, es necesaria la colocación de alambres, también denominadas agujas de Kirschner, que se colocan de forma provisional y atraviesan todas las falanges del dedo. Posteriormente es necesaria la retirada de estas agujas. Este proceso se realiza de forma ambulatoria a las tres o cuatro semanas de la intervención.
La utilización del plasma rico en plaquetas (PRP), favorecen la consolidación de las técnicas quirúrgicas aplicadas y disminuyen la reacción inflamatoria postquirúrgica.