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¿Qué es?
Condromalacia significa reblandecimiento del cartílago y es una definición anátomo-patológica, ya que la alteración del cartílago puede ir con o sin clínica dolorosa. En la condropatía la lesión anátomo-patológica es la responsable por sí sola de la clínica dolorosa. Se entiende por condromalacia rotuliana dolor en la cara anterior de la rodilla, que aumenta a la sedestación prolongada, al bajar escaleras-pendientes, chasquidos articulares y episodios de pseudobloqueos y fallos. Es más frecuente en muchachas jóvenes con frecuencia bilateral y entre las causas figuran la mecánica (desalineación) postraumática, inflamatoria, degenerativa, post-inmovilización. Esta patología está clasificada en cuatro niveles:
Causas
El origen de la condromalacia rotuliana se debe a que el desplazamiento de la rótula está alterado y roza con la parte distal del fémur. Entre las causas, se encuentran un mal alineamiento rotuliano, debilidad en la musculatura adyacente o exceso de actividades que fuerzan la rótula como saltar o correr.
Síntomas
Inflamación intermitente: a menudo este es el único síntoma. Se debe a fragmentos libres, desprendidos del cartílago, que dentro de la articulación irritan la sinovial, que responde produciendo más líquido sinovial (derrame).
Dolor: pueden experimentar dolor durante caminatas largas, subiendo y bajando escaleras o al estar sentados durante un tiempo prolongado "claudicación de butaca".
Pérdida de estabilidad ocasional.
Bloqueo: los fragmentos libres pueden bloquear la rodilla al flexionar.
Ruido: la rodilla puede hacer ruido (crepitus) durante el movimiento, especialmente si está dañado el cartílago en la parte posterior de la rótula.
Tratamiento
Se opta en un primer momento por tratamiento conservador con reducción de peso, antiinflamatorios no esteroideos, en ocasiones órtesis (rodilleras, plantillas), modificación de la actividad física, ejercicios de potenciación de la musculatura cuadricipital, estiramientos de cuádriceps, toma de condroprotectores e infiltraciones intrarticulares con Ácido Hialurónico. También se recomiendan infiltraciones intrarticulares con plasma rico en plaquetas (PRP), realizadas de forma ambulatoria, con carácter semanal durante 3 semanas consecutivas bajo máxima asepsia. Estás infiltraciones se realizarán abordando la cara lateral en la zona media de la articulación fémoro-patelar.
En caso de no mejoría con dicho tratamiento conservador, se planteará tratamiento quirúrgico en función de la evolución, al igual que en los casos de síndrome femoropatelar.